
Por Federico Surijon
Varias veces me han preguntado qué significa ser jazan. Creo que hay dos maneras de contestar a esta pregunta. La primera es lo que la práctica de la profesión cotidiana marca, es decir, una respuesta técnica o profesional, la segunda transita en el terreno de lo sentimental, consistirá en una respuesta en la cual seguramente encontraremos las palabras pasión, vocación y misión.
Empecemos por la primera. Para definir la profesión del jazan desde lo técnico existen varias maneras de abordarlo, una primera aproximación podría ser el estudio de los nombres que el cantor litúrgico judío recibe. Jazan proviene de la palabra jazon que significa visión, probablemente referido al hecho que los primeros jazanim fueron quienes habían aprendido la liturgia de observar lo que sucedida en el Beit Hamikdash y en las primeras sinagogas. Me gusta imaginar que el término jazan está más emparentado con el significado que toma la palabra “Jazon” en el capitulo primero del libro de Isaias, es decir, visión profética. Desde este punto de vista, el jazan no sería un observador, sino un visionario. Es aquel que tiene la capacidad de ver las necesidades espirituales de su congregación y conducir la tefila en función de esas necesidades.
Otra manera de llamar al jazan es “Sheliaj Tzibur” enviado del público. No es un enviado que mediará, o rezará en lugar de la congregación. La tradición judía nos enseña que cada uno de nosotros tiene la obligación y el derecho de dirigirse al Supremo personalmente sin intermediarios. El jazan sería en realidad un enviado cuya función es la de facilitar el rezo, quitar del camino aquellos obstáculos que podrían dificultar a los miembros su kahal, mientras estos transitan através de las oraciones.
El jazan suele ser denominado Baal Tefila, dueño del rezo. No en términos de posesión, sino en responsabilidad, por su comunidad. El jazan profesional debe tener algunas cualidades que lo hacen apto para tal responsabilidad. Debe tener ciertas aptitudes musicales y vocales las cuales tendrá que potenciar con el estudio teórico y práctico del lenguaje musical y la técnica vocal. También es importante que el mismo posea conocimientos de judaísmo en general y de la liturgia judía en particular. Debe tener manejo de los signos de catilación con los cuales se leen públicamente los textos sagrados y del Nusaj o motivo musical con el cual las oraciones son recitadas y de otras melodías ya sean tradicionales o modernas, alternativas para el mismo fin.
Si bien la mayor parte de la labor de un jazan está tradicionalmente dirigida hacia lo litúrgico, a menudo es igualmente requerido en tareas educativas y promoción del desarrollo de los proyectos comunitarios, razón por la cual corresponde que el jazan posea conocimiento de pedagogía, comunicación social, de formación y desarrollo institucional.
Habiendo abarcado ya todo lo referido a la formación y desarrollo profesional del jazan, entremos en la segunda parte de mi respuesta, tal vez la parte más difícil de trasmitir en palabras.
La jazanut para mi es una pasión. No me imagino mi vida sin ella. Está entremezclada en cada uno de los aspectos de mi vida. Desde muy chico descubrí que cantar me provocaba satisfacción, es la mejor manera en la que me puedo expresar y todo eso se potencia aun más, cuando la melodía se combina con las palabras de nuestro Tanaj, con las poesías de nuestros cabalistas, con las enseñanzas de nuestros sabios, con la búsqueda constante de conexión con la Divinidad y con mi prójimo a través de las oraciones tradicionales de mi pueblo.
La jazanut para mi es una vocación. Es en el terreno que elijo desarrollarme profesionalmente. Es un llamado, una demanda interna relacionada íntimamente con mi propia identidad.
La jazanut es para mi una misión. Cuando estudiaba para mi ceremonia de Bar Mitzva, recuerdo que un texto del libro que utilizábamos en Talmud Tora decía algo así: la función del judío es hacer “Letaken Olam” arreglar el mundo, ser socios de la creación con D”s. Hoy sé que aporto mi granito de arena para tal fin por medio de la jazanut. Al principio de cada servicio religioso o inicio de un grupo de estudio suelo decir que si uno se va al terminar la tefila o el estudio de la misma manera que entró, entonces solo perdió el tiempo. La tefila y el profundizar en nuestras fuentes debe generar un cambio positivo en nosotros, como jazan creo que mi función es la de ser Agente de Cambio.
La jazanut es la manera que tengo de brindarme a los demás, no hay mejor premio para mi que saber que ayudé a alguien a alcanzar su kavana, que influí en alguna persona para que se acerque a nuestras fuentes, que abrí algún corazón cerrado, que ayude a cicatrizar alguna herida espiritual, feliz soy, si logré perforar la armadura de algún feligrés indiferente con mi voz. La jazanut es para mi un acto de amor para mi pueblo y mi D”s.
La jazanut son también un montón de otras cosas que no se expresan en palabras sino en acciones y sensaciones.
QUIERO ESTUDIAR PARA JAZAN QUE HAGO?
ResponderEliminarYo estudie en el Seminario Rabínico Latinoamericano esta es la página: http://www.seminariorabinico.org.ar/nuevoSite/website/
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